¿Qué tal si nos refugiamos en el tiempo?
Si dejamos que avance como él quiera.
Que nos lleve en sus horas mientras tú y yo andamos,
a manita sudada, con muchos 'te quiero'.
28 de diciembre de 2013
27 de diciembre de 2013
24 de diciembre de 2013
17 de diciembre de 2013
14 de diciembre de 2013
11 de diciembre de 2013
En la imprudencia
Mis pensamientos son tan inestables como una balsa perdida en el pacífico. Siguen un ritmo, una frecuencia específica y poseen un sonido tan peculiar que no se puede describir ni con la ayuda de cien diccionarios. Su presencia es inminente. Vagando entre las olas y asoleándose hacia el cielo y las gaviotas. Sería prudente desearles un rumbo más específico, buscar la congruencia y perfecta planificación de cada detalle de la mente. Pero he podido notar, en casi todas las experiencias vitales, que dicha prudencia, aunque estructurada y congruente, carece de elocuencia y pasión desenfrenada. Se puede pensar lógicamente y con la ayuda de una metodología tan sutil que serene los cansados procesos mentales, hallando tranquilidad y sosiego. Por otro lado, se puede vivir en el riesgo, agitado y hundido en estímulos tan irreales para la concepción racional como para los mismos sentidos. Esta segunda opción no es quizás la que mayor estabilidad ofrezca a una desbalanceada existencia, y quizás no sea la que mayor felicidad otorgue al infeliz. Pero dentro de todos los riesgos que en ella caben, es la que más engrandece tu imaginación, ensalza tu realidad y te sumerge en los profundos mundos que siempre has desconocido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)