10 de octubre de 2012

El poema ficticio

El día que perdí mi más reciente texto no salí de casa. Busqué en mis carpetas más antiguas, hurgué mi portafolio de trabajo, tirando todas las cosas que había dentro de él sin lograr nada. Yola no había trabajado durante toda la semana, no consideré apropiado insinuarle mis sospechas de robo. Mi escritorio estaba retacado de papeles sucios manchados de tinta. Mi pluma fuente estaba intacta donde la había dejado, junto a la taza de café del día anterior. No había explicación alguna para la desaparición del escrito.

Dudé demasiado. La mente de un poeta es tan inconsistente e imperfecta que las ideas pueden ser escritas o simplemente pueden imaginarse escritas. No recordaba ni uno ni el otro, no logro memorizar si llegó a materializarse el brillante poema o si simplemente se dio en una ficticia realidad creada por mi imaginación. De una cosa estoy seguro, era uno de mis mejores textos: imparcial, coloquial y sobre todo, universal.

-Es una pena que lo hayas perdido.- me decía Alfonso Barragán, un gran amigo.- ¿De qué trataba?
-No sabría decirte.
- Suena muy bien, suena muy profundo y sugestivo.- comentó sarcásticamente.
-¿No crees que eso es lo bello?
-¿Qué? ¿Olvidar de que se trataba un poema?

Claramente Alfonso no comprendía la belleza de lo sincera que es la incertidumbre. No dice nada, todos estamos completamente de acuerdo en dicha afirmación. Sin embargo, no se necesita saber nada.

Creo fielmente que hemos vivido completamente engañados con falsas ciencias que buscan llegar a explicarse todo cuando la conclusión final acaba siendo una (no importa lo que pruebe) cuyo nombre y significado es completamente inventado e irrelevante. <<¡Qué brillante fue Pitágoras!>> <<¡Es un descubrimiento de gran importancia!>> Son cosas que suelen decirse, por supuesto incluyendo a los supuestos genios que han formado nuestra historia como una sociedad "culta" y "astuta". Siendo completamente sinceros a nadie le importa un carajo si una figura es un triángulo o es un simple garabato, se debe de ver, sentir en algunos casos, más nunca definir.

La razón nos ha matado, nos ha hecho sufrir, dudar y tambalear. La incesante búsqueda de la completa verdad (la cual es totalmente ficticia) ha desbaratado nuestros más profundos anhelos de imaginar, de alucinar el mundo, de volvernos locos y navegar por lo ilimitado. Hubiéramos sido la más bella de las razas sin ese pequeño detalle, que paradójicamente nos diferencia de las demás especies, llamado "razón".

-Es en definitiva, mi mejor poema.- Le dije a Alfonso, muy orgulloso de mi mismo.
-Imposible. Ni recuerdas de que trataba.
-No lo recuerdo, pero en definitiva, puedo sentirlo.

1 de octubre de 2012

Les dejo el link de un artículo que escribí: "El arte de todo" Siempre el cine, la magia audiovisual.

http://filmakersmovie.com/el-arte-de-todo/