30 de junio de 2011

29 de junio de 2011

La nueva tecnología

No tengo nada que decir al respecto. Cabe recalcar que ayer en la mañana cuando desperté un tanto mareado en el sofá, noté que había perdido mi celular.

 
Lo primero que hice fue llamar a mi número para ver si por pura casualidad lograba oír a la distancia mi costoso ringtone de "Jingle Bells" (versión remasterizada) y así poder ubicar mi aparato electrónico con mayor facilidad. Llamé por primera vez:

 
(Tono de teléfono en espera)

 
  • Operadora: El número celular que está intentando contactar no está disponible. Intente llamar más tarde  o contactar con la compañía telefónica dentro de 9 meses. Gracias.

 
No tuve éxito. Sonó la operadora y desafortunadamente no pude oír en el perímetro el alegre sonido que emitía mi celular. Así que intenté enviar un mensaje de texto. Le pedí a mi hermana su móvil, para así poder llevar acabo mi segunda prueba:

 
(Mensaje de texto)

 
Espero que si usted tiene mi teléfono, me lo pueda devolver lo más pronto posible. Si no es capaz de llevar acabo este ambigüo ultimátum, deseo que sea atropellado por un carro paletero mientras su sangre se esparce debido al sorpresivo tiroteo que ocasionaré. Agradezco su comprensión.

 
Esperé un buen rato por una respuesta a mi mensaje, y justo cuando estaba por comer un plato de mejillones llegó a mi mano tan anhelado mensaje.

 
(Mensaje de Texto)

 
No puedo aguantar para verte en la noche. No sabes todo lo que tengo planeado para nuestro reconfortante encuentro sexual. Te espero a las 10. ¡Grrr!

 
Por unos segundos había pensado en aceptar dicha proposición. Desafortunadamente para mi, recordé que era el celular de mi hermana y que determinada persona no tenía el menor interés en mi.

 
Esperé un buen rato por un mensaje (relevante para mi, no para mi hermana) Y justo cuando me llegaba el postre, llegó un nuevo mensaje:

 
(Mensaje de texto)

 
Véame a las 10 en el centro de la ciudad.

 
Este nuevo mensaje provenía de un número desconocido y había dos opciones: O era el misterioso ladrón de mi aparato o mi hermana practicaba la bigamia. Opté por la primera y decidí ir al centro de la ciudad.

 
Llegué al centro de la ciudad, y como alguien que tiene una cita, busqué a mi pareja, o como podría ser llamado en este caso: el portador de mi pertenencia. Encontré a un hombre alto, que llevaba una gabardina puesta y lucía un tanto sospechoso. Sigilosamente me dirigí hacia él, y cuando me encontraba a una corta distancia, le hablé:

 
  • Plibetano: Disculpe ¿Está esperando a alguien?
  • Desconocido: No me digas que tú eres Ana.
Un tanto asustado retrocedí, estaba desconcertado y no sabía que hacer al respecto, y cuando menos me lo esperaba, un hombre habló a mis espaldas:

  • Hombre: ¿Plibetano?
  • Plibetano: ¿Cómo es que sabe mi nombre?
  • Hombre: Porque en su celular aparece su nombre.
  • Plibetano: Así que usted lo tiene.
  • Hombre: Eso depende. ¿Tiene usted mi dinero?
  • Plibetano: ¿¡Qué dinero!?
  • Hombre: Si no lo tiene me temo que no puedo ayudarlo.
  • Plibetano: ¿Aceptarías el teléfono celular de mi hermana a cambio del mío?
  • Hombre: Depende ¿Tiene conexión directa a facebook?
  • Plibetano: Sí, y tambien a Twitter.
  • Hombre: Trato